Chapter XVIII: Madre
Capítulo Anterior
-Espérame un poco Fran – me dijo Sara el escuchar el llamado de su madre.
Habíamos estado hablando por teléfono durante un largo rato. Aquella semana no quise recibirla en mi casa ni tampoco atender sus llamadas. Pero no podía seguir evitándola, por mucho que fingiera estar enferma solo terminaba preocupándola más y más, y no quería que descubriera que solo era una farsa.
Mientras me hundía en mis pensamientos Sara tomó el teléfono.
- ¿Cómo se supone que no me tengo que ilusionar si esta al frente de mi casa invitándome a salir? – dijo refiriéndose a Héctor.
- Si el mundo te ilusiona tanto solo espero que no te haga aterrizar… – murmuré.
- ¿Cómo? ¿Qué dijiste?
- Nada, olvídalo, sólo ve y diviértete.
- Eso haré – y luego de una pausa preguntó – ¿Vas a ir el lunes a clases?
- No sé, todo depende de cómo me encuentre.
- De seguro te mejorarás – me animó –, nos vemos
- Eso espero, cuídate.
Al colgar el teléfono me cubrí con las sábanas y continué con mi día. Llevaba toda la semana de la misma forma, con la única persona que interactuaba era mi madre. Me daba la impresión que mi padre estaba avergonzado de lo que había hecho, nos estábamos evadiendo mutuamente. Intentaba convencerme de que ese día le había pasado algo, de que ese día no se iba a volver a repetir.
Estaba a punto de volver a quedarme dormida cuando alguien me empezó a sacudir. Era mi madre
- ¿Hasta cuando pretendes estar en tu cama?
- Pero si es temprano… – siseé.
- Son las tres de la tarde Francisca, no haz bajado ni a almorzar.
- No tengo hambre…
- Si no comes te morirás de hambre.
- No importa.
- No hay remedio – se lamentó mi madre – ¿Quieres ir de compras?
- No gracias.
- No tienes por que seguir fingiendo – dijo tajantemente; esas palabras me llegaron –, tarde o temprano tendrás que salir, además estaba en oferta ese abrigo que tanto te gustó.
- ¿Ese que salía en la revista de la semana pasada? – pregunté para seguir el tema.
- El mismo.
- Esta bien, vamos.
De hace meses que no salía a comprar de esa forma con mi madre. Se me había olvidado lo entretenido que podía ser. Las últimas veces había sido un poco tedioso, pero ahora tenía que seguirle el juego y estar animada, o sino comenzaba a hablar de mi farsa.
Ese día me convenció de que volviera a clases.
Ese día me comentó lo que raro que había estado mi padre.
Ese día me dijo que Rogelio, mi hermano que me antecedió, volvía de Concepción por el siguiente fin de semana. De hace tiempo que no lo veía, y ya me estaba acostumbrando a ello.