Capítulo Primero- ¡Pero que paso!
- Nada.
- ¿Entonces por qué no viniste con Antonio al colegio?
- Simplemente no me lo topé.
- ¿Entonces por que lo evitas?
- Es que…
- Es que paso algo el viernes.
- ¡Te dije que no!
Ya era lunes, y las clases habían comenzado. Estaba sentada junto a Sara quien no hacía más que preguntar si algo había ocurrido el viernes. Yo intentaba de hacerme la indiferente pero era muy obvio que mi relación con Antonio había cambiado. No me juntaba con él, lo esquivaba y me avergonzaba al mirarlo a la cara. Sara se daba cuenta que había algo raro.
Para distraer un poco a Sara le pregunte por su fin de semana.
- ¿Y como te fue en tu viaje?
- ¿Qué viaje? – dijo algo despistada.
- Fin de semana, familia, costa, viaje.
- Ah sí, verdad. Me fue bien, conocí a un chico
- ¿Y como se llamaba? – pregunte por preguntar.
En realidad no tenía muchas ganas de escuchar su historia, solo la intenta distraerla del asunto de Antonio.
- Creo que se llamaba Héctor – dijo algo insegura.
- ¿Cómo que “creo”? ¿Me vas a decir que no sabías su nombre?
- Es que donde lo conocí había mucho ruido y solo le entendía un ctor
- Será, ¿y paso algo entre ustedes?
- Nada, ya sabes que mi padre le gusta irse en la noche para llegar en la mañana a la cuidad. Luego de conversar un rato nos pusimos a bailar y mi padre me llamo para que me fuera.
- Pero tu padre siempre te da un horario, ¿o no?
- Si, pero el tiempo se me paso muy rápido, estaba muy entretenida con él.
- Bueno, pero por lo menos la pasaste bien.
- Sí, tienes razón – dijo con una sonrisa – La pase muy bien.
Daba la impresión de que se arrepentía por perder aquella oportunidad. Me quede mirándola un momento y de pronto murmuró:
- Pero tengo esperanza…
- ¿Qué? – le pregunte, no había entendido muy bien lo que me había dicho.
- Me dijo que se había mudado a esta ciudad, aún tengo esperanza.
- Veo un poco difícil que te encuentres a un chico en una ciudad tan grande.
- ¡No seas tan mala! – se quejó – déjame soñar.
De pronto la clase fue interrumpida (¿interrumpida? ¡era el primer día de clases!) por un fuerte golpe de la puerta. Toda la clase se dio vuelta a mirar. Ahí estaba un chico un poco agitado, como su hubiese estado corriendo. Tenía el pelo crespo de color castaño oscuro. Era delgado y un poco más alto que la media.
- Lo siento – comenzó a decir – Es que no encontraba el colegio.
Hubo una carcajada general y la profesora mirándolo de reojo le preguntó:
- Perdoné, pero ¿Cómo se llama usted?
- Víctor Espinoza.
Mientras la profesora revisaba unos papeles sentí que Sara agarró mi mano con fuerza y dijo:
- Víctor, se llamaba Víctor.
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