30 abril 2007

Chapter XII: Frío Otoñal

Capítulo Primero

Capítulo Anterior

Al verlo un nerviosismo recorrió mi cuerpo. Quise salir de ese lugar lo más pronto como me era posible, así que tomé a Héctor de un brazo e intente motivarlo para que saliéramos a algún otro lado.

- Vayamos a algún otro lado… - le dije a Héctor.

- ¿Por qué? Este lugar es bien agradable.

- Es que no tengo ganas de estar aquí.

- ¿Hay algún problema Sara? – me susurró al oído.

No quería decirle quien estaba. No quería meter a Héctor en mis problemas pasados. Ahora todo tenía que ser nuevo, dejar las cosas atrás y por ello solo le negué con la cabeza.

Héctor se quedo un momento en silencio y luego dijo:

- Sí, podría ser. Hay un buen lugar unas cuadras más allá. ¿Vamos? – me peguntó; yo solo le asentí con la cabeza.

Caminamos unas cuadras como si nada, seguíamos hablando normalmente, era como si aquel incidente no hubiese sucedido, mas Héctor se detuvo un momento y sin mirarme directamente me dijo:

- ¿Ya se fue?

- ¿Quién? – le pregunte inocentemente.

- La persona que evitabas.

- Yo no evitaba a nadie.

- Sara, no me mientas, escuché como decían tu nombre.

- Es que yo solo…

- No tienes que contarme nada si quieres. – me dijo tocándome de los hombros, y luego prosiguió – Solo quiero que no estés nerviosa, si alguien te molesta o intenta sobrepasarte contigo solo dime, yo me las arreglaré para que no te moleste. Ahora estas conmigo, yo te cuidaré.

- Está bien – le dije y me abrazó.



Era de noche, en aquella época los días se iban acortando cada vez más y el frío otoñal se hacía presente.

Yo Llevaba una chaqueta de cuero y mi aliento era perceptible gracias al frío de la noche. Pensé que me iría a resfriar, pero no podía seguir así.

Él Se encontraba sentado en una banca, lo iluminaba la luz de un farol. La poca gente que pasaba por el lugar y lo oscuro que era la plaza en lo general la hacían un lugar de miedo. Él se veía triste, pero yo ya iba predispuesta, no me iba a dejar engañar por sus palabrerías tal como lo había hecho algún tiempo atrás.

- ¿Qué quieres ahora? – le dije.

- Ya estaba pensando que no vendrías –dijo con un aire melancólico.

- Hubiese sido lo más fácil. No le conté a mi novio sobre ti y no puedo seguir escapando de mi pasado. Esto tiene que terminar ahora.



23 abril 2007

Chapter XI: Recuerdo Personificado

Capítulo Primero

Capítulo Anterior

- ¿Ves a esa niña de allá?

- ¿La que esta llorando?

- Sí, ella.

- Se llama Francisca, ¿o no?

- Sí.

- ¿Y por qué llora?

- Por que le pasó algo muy malo.

- No me gusta que llore.

- Entonces, ¿vamos a jugar con ella?

- Está bien.

- Pero no me llames por mi nombre, mejor dime Antonio.

- ¿Por qué?

- Por que mi nombre le recuerda eso malo que le pasó. Así que llámame Antonio. ¿Vamos Sara?


¿Sara?... ¿Sara?... Sara...Sara… Sara…


- ¡Sara! ¡Despierta! Que ya es tarde – dijo mi madre abriendo las cortinas.

- Pero hoy no hay colegio…– dije cubriéndome con las frazadas.

- ¿No se suponía que Héctor te venía a buscar hoy?

- Verdad – dije y comencé a vestirme rápidamente.

Aquel día cumplíamos una semana oficialmente juntos; dos, desde que empezamos a salir y por ello habíamos acordado pasar todo el día juntos. Y siendo ya las once yo ni siquiera estaba en pie.

Cada minuto se me hacía eterno, veía como el reloj marcaba lentamente su paso y con solo esperar su llegada mi corazón se comenzaba a acelerar. Cuando llegó caí en un sueño y casi sin darme cuenta ya nos encontrábamos comiendo algo. Sus ojos me tenían completamente hipnotizada y el reloj parecía avanzar con impaciencia cada minuto que pasaba con Héctor. Esa vez fue distinta a la primera, hubo menos temores, menos dudas, menos nervios. Estábamos más conectados. Mi boca a veces hablaba sola, de lo que yo quería para nosotros, de lo que yo sentía por él, de lo que yo quería, mas después me sorprendió que no se hubiese aburrido de tanta palabrería mía.

Al salir comenzamos a caminar por un túnel de árboles que se abría por el camino. El espectáculo de hojas caídas que traía el otoño se veía de una manera deslumbrante y el frío que acompañaba dicho espectáculo me ayudaba a apegarme aún más a él.

Nos sentamos en una banca y comenzamos a querernos. Fue sensacional…

De pronto comenzaron a caer chubascos repentinamente, el clima nos jugó una mala pasada. Me tomó de la mano y fuimos a un local para refugiarnos de la lluvia. Pedimos algo caliente para tomar y volvimos a caer en nuestro soñar despierto.

Repentinamente alguien que se encontraba en el local comenzó a observarnos, específicamente a mí. Un mal presentimiento comencé a sentir e intente evadir su mirada durante unos minutos, luego se comenzó a acercar y mi presentimiento se hacía cada vez más real, ya estaba bastante cerca y preguntó:

- ¿Sara? ¿Eres tú?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Esa voz me sonaba familiar, así que me volteé cautelosamente para mirar quien me llamaba. Era él. (Ver VIII y IX)

16 abril 2007

Chapter X: Cita

Capítulo Primero

Capítulo Anterior

- Y este es un modelo británico de la segundo guerra mundial…

Fue casi instantáneo, Héctor y yo nos separamos inmediatamente al igual que si nos hubiesen descubierto haciendo algo prohibido y él, en un intento desesperado por disimular, apunto al primer modelo que se cruzó con sus ojos y comenzó a dar una explicación de él.

- Ese no es un modelo británico – dijo Víctor al darse cuenta como su hermano mentía –, es un modelo de los hermanos Wright. Siempre alardeas de él, fue el primero que hiciste.

- Es verdad, pero… yo solo quería ver que tanto sabía Sara de aviones – mintió Héctor.

Víctor suspiró.

- Además yo me tengo que ir, solo estaba esperando que llegarás – dijo Héctor mientras tomaba una carpeta.

“Nos vemos – me susurró al oído mientras se iba.

Cuando Héctor se fue quedamos en silencio. Un maldito silencio que duro algunos minutos, mas no podíamos estar de aquella forma toda la tarde así que pregunté:

- ¿Qué podríamos hacer para…

- ¿Qué estaban haciendo? – preguntó interrumpiéndome.

- Nada… – le dije sin mirarlo a la cara.


- Salada – dijo Francisca cuando le conté lo ocurrido –, estás salada.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿Cómo que por qué? Desde siempre te han pasado estas cosas.

“Cuando eras pequeña ningún niño quería jugar contigo, luego cuando te empezaste a juntar conmigo te rechazaron algunas veces y cuando por fin tuviste una relación no duro ni dos semanas; fue entonces cuando comenzaste tu relación de medio año pero aquel tipo te estuvo engañando desde un principio. Y ahora que milagrosamente el chico que te gusta también le gustas, te interrumpen.

- No deberías ser tan negativa, no deberías contarlo como algo malo ya que esto recién esta comenzando.

- Tienes razón, pero no deberías ilusionarte mucho, por que después puede que sufras mucho.

- Lo sé, pero…

- Hija, te buscan – dijo mi madre asomándose por la puerta.

- Espérame un poco Fran – le dije mientras dejaba el teléfono a un lado. Fui a asomarme a la ventana y Héctor estaba ahí.

- Hola Sara, quería ver si tenías algo de tiempo para que saliéramos a algún lado.

Lo primero que pensé fue el como supo donde vivía, dejando eso de lado baje inmediatamente para ir a conversar con él, pero antes de eso tomé el teléfono nuevamente y dije:

- ¿Cómo se supone que no me tengo que ilusionar si esta al frente de mi casa invitándome a salir?

09 abril 2007

Chapter IX: Fue hace más de un año...

Capítulo Primero

Capítulo Anterior

-… lo siento – dijo al terminar su explicación.

- Di que no es cierto – le dije –, por favor.

Cabizbajo, evitaba mirarme; su silencio lo decía todo. Se notaba que estaba arrepentido, pero ¿qué iba a hacer? No podía hacer como si no supiera nada y dejarlo pasar. Él ya no me amaba, no me quería, más bien nunca me quiso. Además como podría asegurar que se encontraba arrepentido. Me había mentido hasta ahora y yo me lo había creído todo. Sus besos, sus abrazos, sus palabras. Todo había sido una burda actuación…

- Sara yo…

- Déjame – le interrumpí – no quiero escucharte más.

Y salí corriendo.

No podía seguir escuchándolo, ya que sabía que me podía engañar otra vez.


Pero aún así quería escucharlo.


Quería sentir su mano deteniéndome y que me dijera algo más. Otra excusa, algún arrepentimiento, lo que sea. Pero no sucedió.

Unas cuadras más adelante y sin nada de aliento me detuve, volteé la cabeza con la esperanza detrás de mí.


Pero nada.


Me eché en una banca que se encontraba cerca y comencé a llorar, a llorar como pocas veces lo había hecho.

¿Por qué la vida tenía que ser así? O más bien dicho, ¿por qué la gente tenía que ser así? Uno era capaz de darle todo, toda la confianza, el cariño; entregarse por completo, pero no ve eso, no se da cuenta el daño que puede causar, el daño que él me causo a mí.


Y todavía su recuerdo me era imborrable.


Fue hace más de un año que deje de amar al último hombre que me había gustado.


No hace mucho volví a pensar que estaba desperdiciando mi vida, que por la culpa de un estúpido chico no había vuelto a amar, no me había vuelto a gustar alguien.


Hasta ahora…


De pronto sentí un cojín que me devolvía a la realidad.

- ¡Oye! No me lances…

Y otro cojín me interrumpió.

- No me gusta verte así – dijo Héctor – me pones triste.

- ¡Pero no me tires cojines!

- Lo siento, pero soy solo un chico que no sabe que hacer cuando ve triste a la chica que me gusta – dijo tomando mi mano.

No podía moverme, estaba completamente paralizada, mis piernas no obedecían ninguna orden y yo solo podía observar como se iba acercando. El calor de su cuerpo se iba haciendo cada vez más presente mientras mi cuerpo temblaba y mis latidos aumentaban rápidamente, su mirada se iba reflejando en mis ojos y su respiración la sentía cada momento más fuerte. Sus labios se habrían poco a poco y el olor de su perfume se hacía presente…

- ¡Hermano ya llegué!

Una frase...



Quiere saber la hora?

Acerca de mi...

  • Fean


Quiere saber más?... visite el Perfil Público


free web counter
Personas Se Han Encontrado
Con Esta Mierda De Blog


Blogalaxia
Potenciado por Blogger
& Blogger Templates