- ¿Estás segura? ¿Es él?

- ¿Cómo no voy a estar segura? ¡Es él!

- Con lo despistada que eres… – comencé a decir

- ¡No lo soy! – me interrumpió

- Como quieras, no empecemos a discutir por eso – le dije mientras observaba al tal Víctor – Se ve muy bien Víctor.

- Lo dices por que esta inclinado apoyándose en el escritorio de la profesora.

- ¡Pero que cosas dices!

- Ni se te ocurra – dijo en un tono muy serio Sara

- ¿Qué cosa? – pregunte haciéndome la ingenua

- Tu Sabes. Ni se te ocurra intentar algo con Víctor.

- Pero Sara, no digas esas cosas.

- Fran, te conozco.

Sara decía aquello por que un par de años atrás ella se enamoro del chico que a mi me gustaba, ella no lo sabía y cuando se lo dije discutimos fuertemente. Yo sabía que me había fijado primero en aquel chico, así que no tuve compasión en comenzar coquetearlo al frente de ella hasta que un día terminé besándolo en su presencia. Ese fue uno de los momentos donde nuestra relación estuvo a punto de romperse. Logramos superarlo y terminamos más unidas que antes, pero creo que a Sara aún le dolía el pensar que podría volver a ocurrir.

- Sabes que me arrepiento de aquello y no lo volveré a hacer – le dije

- Y tú sabes que lamentablemente aún creo en ti.

Víctor se encontraba hablando con la profesora, debió ser por el asunto de un alumno nuevo, ya ni me acordaba que sucedía con un compañero nuevo, ya que no teníamos uno de hace algunos años.

- ¿Y qué harás cuando pase por aquí? – le pregunté

- ¿Y cómo sabes que pasará por aquí?

- Por que al final de esta la fila de al lado esta el único puesto vacío, y tiene que pasar por aquí.

- Tienes razón, pero ¿qué haría? Solo Saludarlo.

- Eso sí tienes que tener cuidado con las pirañas del curso, ya que Víctor no esta nada de mal.

- Lo sé.

Las “pirañas” del curso no eran más que un grupo de chicas que acosaban al primer chico que veían. Tenían el record novios en el curso; eran tantos que ya nadie les llevaba la cuenta.

- Todavía no puedo creer que ese sea el chico que conociste el sábado, es demasiado improbable.

- Pero no imposible –me dijo Sara

- Mira, aquí viene – le dije.

La profesora había terminado de interrogar a Víctor y le había indicado donde sentarse. Víctor había comenzado a dirigirse a su puesto. Yo podía notar lo nerviosa que se encontraba Sara. Víctor comenzó a caminar donde estábamos nosotras y pasó como si nada. Ni siquiera miró a alguna de reojo. Me iba a dar vuelta para reclamarle pero Sara me dijo:

- Déjalo, no importa.

En las palabras de Sara se podía notar como sus ilusiones se desvanecían.

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Escrito por Fean on 08 febrero 2007 a las 10:03 a. m. | Link Directo