La luz del sol penetraba lentamente por la pequeña ventanilla de la habitación de Tarik pero él ya se encontraba de pie. Ese día estaba extrañamente alegre, su país se encontraba en guerra y su madre estaba enferma pero él de todos modos tenía una sonrisa de oreja a oreja. Creía que aquel día sería diferente, que ocurriría algo que cambiaría su futuro, algo que mejoraría su vida y la de su madre. Él lo creía así.

Hace algunas semanas unos hombres del pueblo habían logrado encontrar la frecuencia de las señales de radio del enemigo y gracias ello había posible poder escuchar alguna de sus conversaciones. Con el objetivo de poder descifrarlas de la mejor manera posible los hombres del pueblo habían llegado a la conclusión que aquel día realizarían una junta . Tarik no se había quedado atrás y con algunos amigos llegaron al lugar acordado justo a tiempo.

Había escogido un lugar bien oscuro para la junta, en él solo se podían distinguir a un tipo parado, el cual era algo así como el jefe, un tipo cerca de una algo como una caja y otros cuantos más que se encontraban esparcidos por el lugar. Tarik y sus amigos se distribuyeron para poder escuchar de la mejor manera. El tipo de la caja movía con mucho cuidado las perillas de esta. Las movía de un lado había el otro hasta que por fin se detuvo cuando empezaron a escucharse voces de aquel aparato. Ese idioma para Tarik era imposible de entender, él solo sabía unas cuantas palabras básica tales como “hola” o “sí”. En el pueblo existían pocas personas entendían ese idioma en su totalidad pero aún así todos estaban atentamente escuchando lo que salía del aparato con la esperanza ver si alguno lograba descifrar esas entrañables palabras, hasta que de pronto un tipo lanzo un estruendoso grito mientras con un aire asustadizo y balbuceando dijo: “Vienen hacía nuestro pueblo”.

Escrito por Fean on 16 noviembre 2006 a las 7:46 p. m. | Link Directo