
Un amigo mío escribió “Yo soy una pieza en un gran tablero de ajedrez, que solo se mueve y activa según quiera el jugador, y mi jugador es Dios. Es él el que decide lo que voy a hacer, no yo”. En un principio no le tomé tanta importancia a esas palabras, ya que él siempre escribe cosas parecidas, además en cierto modo tenía algo de razón, pero un día cualquiera mientras conversábamos dijo que él no haría nada, que dejaría que dios hiciera lo suyo. Fue entonces cuando, después de unos minutos, recordé una historia que me contó una persona que estimo mucho, decía más o menos así:
“
En una ciudad cualquiera vivía un viejo que era ferviente seguidor de dios, iba a misa dos veces a la semana, era solidario con los demás y intentaba seguir de la mejor forma los mandamientos.
Un día mientras veía el noticiario informaron que la ciudad iba a ser victima de un gran temporal y que, los más probable, la ciudad quedaría inundada y que todos los habitantes fueran a lugar con más altura o evacuaran la ciudad. El viejo hizo caso omiso a la advertencia y se fue a dormir.
Llovió durante toda la noche, cuando el viejo despertó el agua cubría todo el piso, el viejo tomo todas sus cosas y las llevo al segundo piso. Al día siguiente ya estaba todo el primer piso bajo el agua y de pronto apareció un joven en una especie de bote mal construido, pero que de todos modos servía, el joven le dijo al viejo que lo acompañara, que el temporal iba a continuar y los más probable era que la casa quedaría totalmente inundada y podría morir. El viejo solo se digno a mirar al joven y responderle “Dios me va a salvar”, el joven intento convencer al viejo, pero este no hacía más responderle las mismas palabras. El joven desistió.
Al siguiente día el segundo piso estaba casi totalmente cubierto con agua y el viejo tuvo que subir al techo de la casa esperando a que todo terminara. Mientras esperaba en el techo apareció un helicóptero y uno de sus tripulantes le grito al viejo que subiera, mientras le tiraban unas cuerdas, ya que el temporal continuaría algunos días y aquella casa quedaría cubierta en agua. El viejo solo respondió “Dios me va a salvar”, el tipo del helicóptero intento convencerlo, pero no hubo caso, el viejo seguía fuertemente su postura. Esa noche la lluvia continúo y cubrió completamente la casa, el viejo finalmente murió.
Cuando el pobre viejo llego junto a dios le pregunto por qué no lo había salvado, siendo que él cumplía lo mejor posible los mandamientos, iba a misa, hacía todo lo que haría un cristiano ejemplar. Dios le respondió “Te avisé por televisión, y no me escuchaste. Envié un joven a rescatarte, y no me escuchaste. Hasta envié un helicóptero por ti, y no me escuchaste.”
”
Que quiere decir esta historia. En sí tendrá muchos significados, pero el que yo más rescato, y el por el cual puse la historia, es que uno tiene su vida y es libre de elegir lo que quiere realizar, eso de “Dios decide lo que yo hago” o, de una manera menos religiosa, “Es el destino”, son cosas que no existen, a uno le dan una gran gama de posibilidades y uno ve cual toma. Puede que entre las posibilidades no veas algunas, y que otras sean mucho mejores, o que algunas dieran la impresión que te ayudarán siendo que no es así.
La vida puede que sea un gran tablero de ajedrez, pero dios no es él que nos maneja, es él que nos dio la capacidad de elegir que camino seguir.
Uno es libre de elegir, solo debe intentar comprender que es lo mejor para elegir.